El Real Madrid se mojó por la Liga en Mendizorroza. Tuvo que remangarse, sufrir, trabajar y remar para ganar a un correosísimo Alavés bajo el diluvio. Sergio Ramos y Carvajal marcaron los goles del equipo de Zidane que, aunque no tuvo la brillantez de sus últimos partidos, sí que se mostró como un equipo sólido y solvente. Un equipo que dormirá líder este sábado a la espera de lo que hagan mañana Atlético y Barcelona en el Metropolitano.
Zidane se montaba en el DeLorean y volvía a Cardiff. A junio de 2017 cuando el centro del campo del Real Madrid era de cuatro (Casemiro-Kroos-Modric-Isco) y trituraba a la Juventus en la final de la Champions. ¡Qué tiempos! En Mendizorroza Zizou daba descanso a Fede Valverde y recuperaba aquel mítico rombo.
No era empero la única novedad en el once, al que también entraba por sorpresa Areola y por necesidad Militao. Arriba Bale hacía de Hazard y acompañaba a ese Benzema que se ha convertido en el jugador franquicia de este Real Madrid post-Cristiano y pre-Mbappé. El equipo tenía un toque vintage pero sonaba de maravilla.
Salió a dominar el Real Madrid, sólido con la pelota y con el partido bajo control. Dio Militao un primer susto a Zidane con una suerte de penaltito sobre Aleix Vidal, que sobreactuó en la caída. ¿Hubo contacto? Lo hubo. ¿Suficiente para pitar penalti? Pichí, pichá. Y luego Ximo Navarro a punto estuvo de marcarse un autogol si no llega a ser por un poste que estaba ahí bien colocado para chocarse con la pelota, igual que las columnas de un garaje.
Manda el Madrid, contragolpea el Alavés
Tonteaba el Madrid mientras el Alavés le perdía el respeto a los de Zidane y le tomaba el pulso al partido. Eso sí, cuando los blancos tenían la pelota el equipo de Garitano replegaba intensamente con una línea de cuatro y otra de cinco. Un desajuste defensivo en el 18 permitió a Carvajal asistir a Isco, que la echó arriba dentro del área.
El Real Madrid comenzó a inclinar el juego hacia el área de Pacheco como si Mendizorroza fuera cuesta abajo. El domino se tornó en asedio y parecía que el gol blanco asomaría en cualquier momento. El trío Marcelo-Isco-Benzema comenzó a pactar fútbol por la izquierda. El malagueño se movía con comodidad y ritmo entre camisetas blanquiazules.
El Alavés lo fiaba todo a las contras y en una de ellas dio el susto Lucas Pérez, cuyo disparo lo desbarató con los pies Areola, aunque luego la jugada sería invalidada por fuera de juego. Respondió el Real Madrid con un disparo picudo de Benzema tras una gran pared con Modric. Y Casemiro en el 36 con un disparo de media distancia que repelió Pacheco con una gran estirada.
Lo que Ramos te da, Ramos te quita
Con esas dos ocasiones se llegó al descanso en Mendizorroza. El Alavés había resistido en el primer tiempo a un Real Madrid que apretó sin ahogar. No hizo cambios Zidane en la reanudación. Ni tampoco Garitano en su planteamiento. Lo que sí cambió fue la suerte, al menos para el Madrid, que encontró el gol en la milagrosa e incorrupta cabeza de Sergio Ramos. El capitán cabeceó picado un centro medido de Kroos al saque de una falta.
Diluviaba en Mendizorroza. El tanto del Real Madrid espoleó a un Alavés que se lio la manta a la cabeza. Fue como si a los jugadores de Garitano les hubieran echado tabasco en el café. Aceleraban e iban picados a atacar el área de Areola. En uno de esos ataques en avalancha se pidió un penalti de Ramos. No lo concedió el VAR.
El Real Madrid intentó sacudirse el dominio local pero sin éxito. Entonces Sergio Ramos cometió un penalti innecesario por sacar el brazo ante Joselu. Fue otro regalo, igual que el del otro día ante la Real Sociedad. El penalti lo ejecutó Lucas Peréz, que engañó a Areola y puso el 1-1 en Mendizorroza.
Zidane reaccionó. Metió al campo a Rodrygo y sacó a Bale. El Alavés volvió a echarse atrás tras el 1-1 y pagó cara su racanería. Apenas un par de minutos tardó el Real Madrid en hacer el 1-2 con un tanto feo y merecido de Carvajal. La jugada la gestó Isco, centró Modric, el malagueño cabeceó al palo y su rechace lo aprovechó Carvajal para macar a placer.
Sufrimiento en Mendizorroza
El partido volvía a ponerse de color blanco y el Alavés volvía a atacar. Zidane metía a Valverde por Modric. Garitano quitó a Wakaso, exhausto de dar patadas. A los vitorianos les quedaban los últimos minutos para intentar la hombrada y al Real Madrid lo mismo para lograr tres puntos valiosísimos en Mendizorroza que les colocarían líderes a la espera del Atlético-Barça de mañana.
Supo el Real Madrid mantener la pelota en su poder y resistir a los córners del Alavés en los últimos minutos y cerrar una victoria sufrídisima en Mendizorroza, tres puntos de oro en uno de esos campos donde se ganan las Ligas. Y se pierden.